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Tommy

10 COSAS QUE HE APRENDIDO EN 10 AÑOS DE ENTRENADOR PRIVADO.

Actualizado: 14 jun 2021


2011 2021


A la izquierda un Entrenador ilusionado y pasional por su trabajo, y asustado por la aventura.

A la derecha un Entrenador ilusionado y pasional por su trabajo, y acostumbrado a la aventura.


Abril de 2011. El pabellón estaba casi lleno. Aunque el ruido era ensordecedor yo podía escucharme nítidamente, “esto se acaba Tommy”.

Solamente me quedaban minutos para cambiar el rumbo a un viento a favor de 12 años y la marejada de los últimos dos.

Era toda una semifinal de Copa del Rey… o era una simple semifinal de Copa del Rey, daba igual.

Era mi última dirección de equipo.

Amarga.


Mi decisión fue “incómoda”, dura, pero cristalina. ¿Oposiciones a profesor?, ¿gestión deportiva?...

NO. ¡Yo soy ENTRENADOR!


Ya desde abril había comenzado a ayudar a entrenar a un amigo americano. Era, sin saberlo, mi primer cliente oficioso.

La decisión del futuro se amortiguó en esa experiencia, ya sabía a qué jugar. Solamente necesitaba eso, un primer paso, la primera piedra, una bolita de nieve que echar a rodar, y rodar, y rodar…


10 años de Entrenador PERSONAL, digo... PRIVADO.


Estos 10 años, sin duda alguna, han sido los 10 mejores años de mi vida laboral, seguramente porque únicamente he usado el término laboral en este escrito.


He vuelto a estudiar y actualizarme (algo que no cesa nunca…), a leer muchísimo, a escribir muchísimo y a comprender cómo funciona este servicio personal.

He entrenado a mucha gente, ya sea de manera presencial u Online, algunas de esas personas aún se mantienen entrenando conmigo, en una perfecta conexión con mi filosofía de establecer un hábito de por vida.


10 años dan para mucho…

Para progresar y precisar al máximo mi especificidad, para que me den arcadas cuando veo programas que diseñé hace 10 años y para tratar de seguir comprendiendo cada milímetro de esta profesión, una que no sólo tiene que ver con la ciencia de la fuerza, sino con la conexión humana.




Nivel Freaky Inicial = 10



10 años dan para mucho.

Sobre todo, para plasmar hoy los factores más claros que he podido aprender en esta década. Ahí van…



10 Cosas que 10 años de Entrenador Privado me han enseñado



1. ENTRENAR NADA TIENE QUE VER CON HACER EJERCICIO.


Te voy a ahorrar algo de lectura.

Si sigues un Programa, con un objetivo definido, una planificación en el tiempo, unos ejercicios y progresiones acorde, estás Entrenando.


Si haces los mismos ejercicios de forma aleatoria, sin más objetivo que el del sudor espontáneo o el pump muscular impulsivo, estás haciendo ejercicio.


Hacer ejercicio no tiene nada de malo (ahora es cuando el hater vuelve a enfundar su arma twittera). Todo lo contrario, ojalá toda la humanidad hiciera ejercicio.

Pero, repito, ¡no estás en-tre-nan-do!


Entrenar es un término que se ha vuelto viral. Pero, desde el punto de vista más exclusivo, es léxico propio de la ciencia del movimiento y cómo, a través de éste, conseguir los objetivos más específicos. Los estímulos necesitan un tiempo para crear adaptaciones, además de estrategias de acondicionamiento individual. Crear un sistema para provocar ese desenlace se llama Entrenamiento.


Y por supuesto que yo en mis primeros años entrenaba a clientes sin ningún tipo de plan inteligente, más allá del de tratar de conseguir “algo” rápido. Luego comencé a diseñar programas individuales, algo que cambió por completo mi satisfacción y la de las personas que entreno.


Y por supuesto que si miro ahora mis diseños de hace 5 años me dan ganas de vomitar.

Y espero que dentro de 5 años mis diseños actuales me den ganas de vomitar…pues es claro significado de los avances de nuestra profesión, tanto en el de las evidencias científicas como en el del profundo y mejor conocimiento del parámetro de mayor importancia del entrenamiento privado: nuestro cliente, la persona.



2. INVERTIR EN FORMACIÓN NO CESARÁ NUNCA.


… A menos que no desees avanzar como profesional, lo que supondrá que tus días en esta industria estarán contados.


Y precisamente esta es una de las principales diferencias entre el/la entrenador/a de raíz y el/la que llega por la inercia de un “trabajo fácil”; la continua educación. No sólo en la obvia evolución de la ciencia del movimiento, sino en las relaciones con la personalidad del cliente de este servicio.


En 2011 yo ya tenía mi licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte debajo del brazo, así como mi Máster en Entrenamiento en Alto Rendimiento. No era suficiente.


Llevaba casi 15 años entrenando a deportistas para conseguir un rendimiento. Ahora debía entrenar a gente de a pie que deseaban dar un giro a sus vidas, ya sea en forma de silueta física, erradicar dolores ó reconquistar energías pasadas. Y, sobre todo, era mi deber (sigue siendo mi deber) entender a la perfección las relaciones interpersonales y los aspectos mentales de esas personas que buscan el cambio.

Fue cuando conocí a mi mentor en la distancia, Jonathan Goodman. Su empresa PTDC (Personal Training Development Center) será siempre el mejor referente posible en la educación continua de un entrenador.

Seminario de pérdida de grasa, certificación como Entrenador Online, cientos de artículos leídos, varios programas de movilidad articular, seminarios sobre diseños de programas, cómo escribir, valoraciones anatómicas y mecánicas, etc, etc… y mi más que posible próximo curso sobre los factores más decisivos que envuelven a la nutrición.

Miles y miles de euros de inversión.


Si eres entrenador/a y quieres jugar este partido a largo plazo es imposible que no inviertas en tu formación, porque estarás invirtiendo en el bienestar y satisfacción de tus clientes.


3. ESCRIBIR ME LLENA, Y ME DIVIERTE.


No soy Escritor.

Me encanta escribir.


Desde siempre, pero ha sido el fitness el que me ha obligado a sacarlo.

Mi filosofía como entrenador no sólo pasa por cambiar la vida de mi cliente, también por comunicar al mayor número de gente posible la simplicidad inteligente del fitness, sin las confusiones convenientes que parte de la industria utiliza.


Comenzar a escribir algo desde cero no “viene” fácil, puede ser tedioso. Pero, una vez escrito es una sensación maravillosa. Escribir no siempre es tan divertido, “esperar” a la creatividad no es siempre tan placentero. Más, como todo, debe ser una rutina, un hábito, entrenable y disciplinado.


Le preguntaron a un escritor famoso si él escribía con una agenda o solamente cuando le venía la inspiración. Su respuesta fue: “Sólo escribo cuando viene la inspiración, afortunadamente ésta llega cada día a las 9 en punto”.











Comencé a escribir cosas en mi blog y un día me contactaron para ofrecerme escribir en la Revista Canaria de la Salud, un formato pequeño y local sobre varias áreas de la salud.

Este era el trato, yo escribía para ellos y yo pagaba (has leído bien) a cambio de que ellos pusieran mi logo de empresa al lado de mi artículo.

¿En serio?, ¿qué especie de loco de la cabeza iba a aceptar ese trato?

¡Ejem! ¿Yo?


En ese momento sentí que debía actuar. Punto.

Necesitaba, quizás, probarme y escribir para un mayor número de lectores. Necesitaba salir ahí afuera.

Tras varios meses publicando llegó el momento de dejar de pagar por escribir. Trasladé la idea de no aportar más inversión económica pero que estaba dispuesto a escribir para ellos de forma gratuita.

Su respuesta: NO.


Me despedí, no si antes decirle a la redactora jefa que yo algún día escribiría para alguna publicación importante que me pagaría a mí, en una especie de premonición impulsiva o auto-promesa de futuro, no sé…


Pasó un tiempo y toqué en la puerta de SportLife, a través de mi gran amigo Venancio Costa.

Me dejaron proponer un artículo para ver la posibilidad de colaborar. Me publicaron el artículo. Y al mes siguiente, y al siguiente…

Tras 5 artículos creo que pasé la evaluación y me dijeron que pasarían a remunerarme por mis escritos. Hasta hoy.


Pasé de pagar por escribir en una publicación local a ser pagado por escribir para la revista de fitness más leída de España.


Y, claro, tal y cómo pasa con los diseños de programas, aún hoy veo algún artículo de hace varios años y me dan ganas de lavarme la cara con cristales rotos. La forma en la que he mejorado escribiendo en estos años es simplemente el resultado de escribir, y escribir. Y leer, y leer.

Mucho. Muchísimo.


Lo que nunca cambia son dos cosas que me animan y que no pueden estar exentas en mis artículos, la evidencia y el humor.



4. (ABSOLUTAMENTE) TODOS NECESITAMOS SER Y ESTAR (MÁS) FUERTES.


Era demasiado obvio. Vengo de un deporte en el que la fuerza es fundamental para la expresión más eficiente. Hace 10 años ya sabía con oportuna claridad que yo sería un entrenador que conseguiría los objetivos a través del desarrollo de la fuerza en todas sus posibles variantes.


“Ser y Estar Fuerte” ha sido mi manifiesto en todos estos años.

Sencillo: la gran mayoría abandona algo que les pertenece de por vida, ser fuertes. Olvidan su “ticket” de fuerza y dejan que el paso del tiempo les gane por paliza, sobre todo a partir de cierta edad.


Ser y estar Fuerte significa cargar con mayor musculatura, lo que es un hecho milagroso a la hora de saborear una longevidad dulce.

Ser y Estar Fuerte significa (ampliamente evidenciado) protegernos contra enfermedades, incluso contra la mortalidad derivada de algunas de ellas.

Ser y Estar Fuerte significa recomponer tu silueta física y contornear tu cuerpo.

Ser y Estar Fuerte significa reconquistar tu energía y tu sentido del humor, haciendo que todo lo que te rodea sea más apacible.

Ser y Estar Fuerte significa erradicar dolores físicos y psíquicos.


Y si no has experimentado todo esto es porque no te has dado la oportunidad (y el derecho) a ser y estar fuerte.

Puedo prometer y prometo que ganarás todo lo anterior si te pones a ello, con cordura y consistencia.


El entrenamiento, sobre todo ser más fuertes, nos pertenece a todos.

¡Sí!, Tú también.



5. PON MOVILIDAD/ESTABILIDAD ARTICULAR EN TU VIDA.


Mi mayor descubrimiento en estos años ha sido/es el de la movilidad y la estabilidad articular y, por supuesto, el de la comprensión de cómo funciona, es maravilloso.

No sólo me ha permitido entender la individualidad anatómica y mecánica de cada una de las personas que entreno y allanar el camino de las progresiones a seguir, sino que personalmente me ha ayudado a erradicar dolores y sentirme enérgico.

Tras una vida dedicada al insidioso y aburrido estiramiento pasivo, por fin descubro que mis rangos de movilidad son mejores… ¡moviéndolos!


En cuanto a la estabilidad, va de la mano de nuestra anterior amiga. Cada articulación necesita ser estable para moverse con garantías. Una articulación que no encuentra estabilidad alrededor no va ser capaz de moverse bien, ni mucho.





Si tuviera que generalizar muchísimo haría 2 categorías de personas en cuanto a movilidad y estabilidad.


1- Aquellas personas híper móviles, demasiado laxas articularmente y que necesitan toneladas de estabilidad. Son las que necesitan cinta americana para sellar bien su articulación y no dejar que se vayan al carajo (si ya estás en la ferretería es que no conoces el mundo de las metáforas).

2- Luego están esas otras personas que son descendientes de Robocop, más duras que una columna de mármol y que necesitan toneladas de movilidad. Estas necesitan “3en1”, grasa de litio, para lubricar dichas articulaciones y poder moverlas más allá de lo que están acostumbradas (¡chacho, que salgas de la ferretería!)



6. LA MAYORÍA DE ENTRENADORES NO SON “PERSONALES”.


Primavera de 2001, Toronto, Canadá.

Durante casi 6 meses viví allí, en mi “segunda casa”, esperando a que naciera nuestra hija Alexia.

En un día en el que voy al gym a entrenar, congenio con un tipo que hacía pesas al lado mío. Después de un rato le pregunto a qué se dedica: “Soy Personal Trainer y me dedico a entrenar a gran parte de la comunidad judía”.


Ya yo había acabado mi licenciatura en Ciencias del Deporte hacía tiempo, pero la figura del entrenador personal era propia de series americanas, algo casi ficticio. En España aquello no estaba ni en gestación, seguro que habría alguien entrenando a otras personas, pero nunca con la normalidad de una profesión asentada y tan reconocida como en USA y Canadá.


Aquel día quedé pensativo: “Guau, este tipo se gana la vida así…”


Le damos a avance rápido a mi vida y ya llevo 10 años dedicándome a esto, al 100%.


Lo cierto es que, a estas alturas, a menos que hayas estado de largo viaje espiritual en el Tíbet, es imposible que no sepas lo que es un Entrenador Personal (EP). Aunque sea un término demasiado laxo hoy en día.

Contratar los servicios de un EP está cada vez más de moda y, afortunadamente, no sólo por las ansias de aparentar con tus conocidos sino por la cada vez mejor concienciación de un estilo de vida enriquecedor. Sea como sea los EP no seríamos nada sin la disposición de todos los que se deciden a contratar a uno/a.


La profesión crece, es extremadamente popular.

Sin embargo, la figura del entrenador está en entredicho.

Me explico. La industria del fitness crece de manera galopante, contratar los servicios de un entrenador es una decisión emocional, a menudo hecha sin el pensamiento adecuado y no es una sorpresa que algunos/as se aprovechen de los consumidores.

El servicio de EP es arbitrario. Los entrenadores no tienen un campo prescrito. Realmente nadie conoce lo que deberíamos, o no deberíamos, saber. Lo curioso, y preocupante, es que muchos entrenadores tampoco lo saben.


Entrenador “PERSONAL” se convierte en un término infinito en la industria del fitness. Entrenar grupos pequeños, bootcamps, grupos de crossfit ó grandes clases de mantenimiento carece de la rigurosidad del adjetivo en cuestión.

Si entrenar a personas otorga la coletilla “personal”, adelante, pero debemos ser conocedores que está a años luz de la intención con la que nació la profesión.

La mayoría de los entrenadores y entrenadoras de población general lo hacen en forma de grupos (reducidos o más amplios), pero no de forma exclusiva y unipersonal. Nada de malo con todo esto, no es una crítica, ni muchísimo menos.

Pero cuando entrenas a alguien de forma exclusiva e individual, cuando se convierte en tu único objetivo de la sesión, cuando te metes en su vida para tratar de mejorarla, entonces el término deberá mutar hacia el de “Entrenador Privado”.


Muchos entrenadores, obvio, prefieren olvidar eso de “personal” por una importante cuestión económica. La ecuación es obvia, entrenar a más gente a la vez rinde mucho más. Al poder acoger a más gente éstas pueden permitirse la inversión económica con mayor holgura. Todos contentos.

O quizás no.


En la otra cara de la moneda está el proceso de entrenamiento privado. Éste, de forma clara, es un servicio de lujo.


Repito, no estoy poniendo en la balanza qué es mejor, no es el objetivo de este punto, al fin y al cabo más gente moviéndose mucho mejor, digo yo.


El único objetivo es transmitirles que 10 años de Entrenador Privado me han enseñado, también, que autodenominarse Entrenador Personal está demasiado condicionado, además de carecer de especificidad, clave ésta última requerida en cada profesión.



7. TU PASIÓN POR EL ENTRENAMIENTO PUEDE SER TU MEJOR NEGOCIO.


¿La palabra “Negocio” y “Entrenamiento” en una misma frase?...

Por supuesto.

Es más (y esta es una discusión casi constante con un gran amigo del gremio), el entrenador de población general que se niega a reconocer que ahora pertenece al mundo de los negocios, tiene por delante o un recorrido efímero o muy pocas posibilidades de éxito.


Desde el preciso momento en el que pasas a entrenar a otras personas que te pagan directamente, entras en un negocio. Además, pasas a vender el mejor servicio del mundo, TÚ.

Y ahora puedes venir a decirme que si la pasión por ver mejorar a otros, y ayudarles a erradicar dolores, y cambiar sus vidas, etc… está por encima de todo. ¡SÍ!, muy bien, pero todo eso pertenece de forma intrínseca a la profesión de entrenador, nadie duda de esa premisa imperativa que, además, fortalece la idea de lo que vendes.

Y si vendes, tú estás en un negocio.


Dos cosas ampliamente claras que he aprendido en todos estos años:


- Lo gratis (y lo humillantemente barato) carece de valor alguno. La gente no quiere gratis, la gente quiere mejor servicio y, sobre todo, resultado.

- Las personas que realmente quieren cambiar están dispuestas a invertir. Sin pestañear.


Obviamente todo esto tiene una dirección en la ecuación: “Si tienes pasión por tu profesión y haces un trabajo excelente, el dinero tendrá una manera de buscarte a ti.

Pero, si lo único que te mueve es el dinero, pronto te sentirás frustrado”.

Como ves, aquí el orden de los factores sí altera el producto.


Me han preguntado: “Pero…, ¿tú vives de esto?”, “Y ¿por qué no te buscas algo por las mañanas, algo más seguro”, “¿te da para vivir? …

Supongo que todas estas preguntas son el reflejo de algo que todos hemos permitido: una profesión en la que cualquier persona (en toda la extensión de la palabra “cualquier”) puede tratar de jugar a ser entrenador/a.


He aprendido a intentar siempre la excelencia en mi profesión, es la única manera de avanzar. Y de no “competir”…



8. SI PIENSAS QUE ESTÁS COMPITIENDO… YA ESTÁS PERDIENDO.


Y esto es tanto para profesionales como para usuarios de programas de entrenamiento.

El Fitness está tan descentralizado que parecer valer absolutamente todo. Todo tiene cabida en la era del “salvaje oeste”, todo.

Es una moda que, mirada desde lejos, significa el conductor de miles de personas moviéndose a ritmo de timbales cardiacos y bombeos musculares. Bien.


Pero, mirada desde dentro, también hace un daño terrible a la precisión y eficacia del entrenamiento entendido como ciencia del movimiento.


Entrenadores/as que se desnudan (metafóricamente o no) con el sabroso propósito de 1000 followers más, que viven en la batalla del último aparato, maniobra y/o ejercicio sexy. Una guerra por sobrevivir que no durará demasiado.


Consumidores que comparan sus “tomas falsas” con el photocall de profesionales y/o genéticas imposibles.

Competencias perdidas = Confusión garantizada = Éxito irreconocible = Inseguridad.


Al principio yo también creí que estaba compitiendo con otros profesionales, y perdí.

Hasta que el trabajo arduo y minucioso me condujo a la sosegada tranquilidad. Hasta que conquisté mi mejor aprendizaje:


“A la gente no le interesa el 99% que te hace igual a otros, a la gente le interesa el 1% que te hace distinto/a.”


Al fin y al cabo, al final de una comparación siempre hay una derrota.


En el caso de la silueta física pasa algo parecido.

Empodero a mis clientes para que abracen la “Aceptación Activa”, en la que partimos desde la idea de entrenar porque nos gusta nuestro cuerpo, no porque lo odiamos. Sin comparaciones estúpidas e irreales.


Porque el entrenamiento, mi gente, pertenece a la Realidad, y no a los aceites brillantes, con sombras aritméticas y el modelo correcto para la ocasión precisa. ¡Bullshit!

El entrenamiento pertenece a Paz y a Belén que trabajan durante todo el día en puestos directivos y sacan tiempo para entrenar, porque se prometieron ganarse su derecho al éxito.

El entrenamiento pertenece a Antonio, padre de familia y empresario que entrena por la noche para “afilar el hacha” y mantenerse al pie del cañón cada semana.



9. EL NOVATO CONFUNDE, EL EXPERTO SIMPLIFICA.


No creas que estoy criticando con los títulos de todos estos capítulos, estoy plasmando la realidad. Por eso mismo, casi todos los he vivido, experimentado y, por supuesto, me he equivocado y fracasado varias veces.


Yo también traté de complicar y prescribir ejercicios imposibles y/o tareas que parecieran brillantes de cara a cliente, ¡vaya estupidez!

Y, sin quererlo, lo único que conseguía era confundir, confundirme a mí mismo y, obvio, confundir a mis clientes.


Esto es un error, que cometen muchos, pero un simple error producto de la escasa densidad de lectura y desarrollo continuo en esta profesión.


El problema es mayor cuando el profesional conoce la inoperancia de lo que propone, pero cobra mayor importancia “venderse” como distinto, sin serlo.


Cuanta más experiencia, más conocimiento adquieres, más auto-confianza y mayor simplicidad.


Ciertamente una propuesta distinta puede funcionar para una individualidad distinta, pero en entrenamiento los grandes básicos siempre funcionaron y siempre funcionarán. Eso sí, realizados de manera consistente, progresiva y, por momentos, agresiva.


El/la novato/a hace el proceso más complicado porque no ve con claridad desde dónde parte y hacia dónde quiere ir.

El/La experimentado/a simplifica porque tiene muy claro cuál será el proceso entero y sabe cómo llevarlo a cabo.



10. SI NO TIENES UN ALTO GRADO DE EMPATÍA…, CAMBIA DE PROFESIÓN.


No exagero.

Ya puedes tener una cátedra en ciencias del entrenamiento, una treintena de títulos que rebosan tu currículum o haber investigado sobre los efectos de la hipertrofia muscular en las células satélite…


Si no eres empático/a en esta profesión no llegarás lejos.


La fórmula es sencilla:

(C+P)xE=Éxito

(Conocimiento + Profesionalidad) x Empatía = Éxito


La Empatía multiplica x el resto, y si es cero……¡oops!


Estamos en una profesión en la que las relaciones personales son muchísimo más importantes que en otras, sin duda.

Un alto porcentaje de la población ha tenido una pésima relación con el entrenamiento, ya sea en términos de inactividad, falta de confianza e intimidad. Es nuestro deber crear un tránsito placentero, estimulante y seguro que consiga la máxima adaptación posible al nuevo hábito.


Los efectos del entrenamiento, además, dependen también de aspectos psíquicos muy importantes a la hora de conquistar nuevas metas. La figura del/la entrenador/a necesita ser imperativamente la del entendimiento, la sonrisa, el apoyo constante y guía profesional.

Todo esto no ocurre sin la empatía.


Pero, por supuesto, también es entrenable.

En mi caso es fácil, muy fácil, lo traigo de fábrica. Me encanta conocer a gente nueva, no entiendo casi nada sin una capa de humor y me apasiona enseñar a gente normal a introducirse en el mundo del entrenamiento. Varios de mis clientes son amigos personales hoy en día.

Yo cuando Belén me dice que no va a hacer la última serie...


Además, he aprendido a escuchar y callar, y aceptar gratamente las mil diferencias que separan a un ser humano de otro.


Entrenar a otra persona no se basa en la simplicidad estúpida de decirle qué ejercicios hacer. Entrenar a otra persona es promoverle la mejor relación posible con su nueva decisión y, para esto, necesitas impregnarte de su personalidad.

Se llama Entrenamiento Personal, digo… Privado.



Acabo...

Estas son las principales cosas que he aprendido en estos 10 años de TommyTraining.


También he aprendido que a mí me inspira el señor de 75 años que aparca su muleta para hacer extensiones de cuádriceps y no el influencer repleto de aceite corporal, ex - gimnasta profesional, que te promete cómo conseguir “su” cuerpo.


Me inspira el chaval de 15 años que se apunta al gym para amortiguar sus complejos e inseguridades y no la influencer del escote infinito que muestra sus ejercicios promocionada por una marca de bronceado.


Me inspira Patricia, madre de un niño y una niña que tiene que tomar decisiones constantes en su trabajo, lleva a sus hijos a actividades y levanta pesas en solitario en el salón de su casa, para poder “levantar” su vida cada día, en una increíble e inteligente gestión de su tiempo semanal.

No me inspira Cristina Pedroche (no es nada personal Cris).


Gracias (saben perfectamente a quiénes me refiero) por los mejores 10 años de mi vida laboral entera.

A por otros.


Tommy Álvarez

Mayo-Junio 2021



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